sábado, 31 de agosto de 2013

El Canal Imperial y El Bocal



Su construcción se inició en el último tercio del siglo XVIII, pero sus orígenes se remontan al siglo XVI, cuando surgió el proyecto de la “Acequia Imperial”.
En 1510 los Jurados de Zaragoza pidieron al Rey Fernando el Católico el privilegio de sacar del Ebro una acequia para mejorar y extender los riegos de la huerta meridional de Zaragoza.
Gil de Morlanes redactó un proyecto aceptado por Carlos I en 1529 para construir la Acequia Imperial y durante 10 años se construyó en Fontellas una presa de sillería (aguas abajo de la actual), una casa de Compuertas (el hoy llamado Palacio de Carlos V) y una acequia desde El Bocal hasta Gallur. Las dificultades económicas y políticas, unidas a los problemas técnicos, básicamente de nivelación, consiguieron que las obras no llegaran a su fin.
Durante los siglos XVI y XVII los problemas se incrementaron con sequías, avenidas del río, cambios en la administración de la acequia, etc.
Fue el 9 de Mayo de 1772, gracias al impulso dado en el Gobierno por el Conde Aranda cuando se nombró protector del Canal a D. Ramón de Pignatelli, cuya idea era construir un Canal que comunicara el Cantábrico con el Mediterráneo, aunando la necesidad de saciar los regadíos de la ribera alta del Ebro y de cubrir los deseos de navegación que permitiera transportar directamente sus productos agrícolas hasta el mar.
En 1782 las aguas cruzaban el río Jalón por el grandioso acueducto que actualmente se encuentra en servicio.
En ese mismo año, llegaron las aguas del Ebro a la ciudad de Zaragoza. Ramón de Pignatelli y Moncayo mandó construir una fuente de gruesos chorros junto a las esclusas de Casablanca, como celebración y memoria de la llegada de las aguas del Ebro por la vía del Canal Imperial a la ciudad. Es la conocida Fuente de los Incrédulos, donde se puede leer una inscripción en latín que reza:
D.O.M.
INCREDVLORVM CONVICTIONI
ET VIATORVM COMMODO
MDCCLXXXIV

(Para convicción de los incrédulos y comodidad de los caminantes)
De esta forma dejaba constancia de un hecho gozoso para Zaragoza y, al mismo tiempo, recogía un reproche para las incredulidades y amarguras pasadas durante su construcción.
En 1786 se inauguran los Puertos de Casablanca y Miraflores.
En 1790 se colocó la última piedra de la Nueva Presa de El Bocal.
En 1793 le sucedió el Conde de Sástago que mandó edificar la Iglesia de San Fernando y otros edificios, pero el proyecto de terminar hasta Sástago quedó truncado.
En 1799 pasó a depender de la Junta de Caminos y Canales, siendo sus Directores, Francisco Xavier Larripa (1799-1803), Juan de Peñalver (1803-1810), Lapuyade (1810-1814), Martín de Garay (1814-1820), Barón de Castiel (1821), Miguel Otal y Luis de Benecour (1821-1826).
En Mayo de 1873 se constituye la Junta Administrativa del Canal Imperial siendo a partir de entonces un Organismo Autónomo, descentralizado.
Fueron sus directores Mariano Royo y Urieta (1872-1900), Genaro Checa (1900-1916), Antonio Lasierra (1916-1933), José María Royo Villanova (1933-1936), Francisco Javier Mutuberria (1936-1955), Gabriel Faci (1955-1981) y Carlos Delgado (1981-1985).
En 1985 fue suprimido el Organismo Autónomo y la Confederación Hidrográfica del Ebro lo incorpora a su explotación.
En 1986 se constituyó la Comunidad General de Usuarios del Canal Imperial de Aragón que agrupa a todos los usuarios y entre otras, tiene las competencias de la recaudación y la administración                                     del agua y apoyo a la explotación de la CHE.

Presa del Bocal con la casa de compuertas, durante una riada (Crecida del río). De aquí parte el Canal imperial hacia tierras aragonesas.

El gran roble del Bocal (Quercus robur), se cree que tiene unos 500 años.

El canal Imperial


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